
Cuántas veces uno ha deseado desaparecer, sin tener muy claro a dónde y por cuánto tiempo. El problema es que la solución no está en la huída, pues la problemática la llevas contigo mismo; puedes correr con todas tus fuerzas... te alcanzará.
He intentado dialogar con mi sombra en mil ocasiones, no nos entendemos. Me limito a aceptarla, la herida está ahí y a veces sangra... no se hacerlo mejor. Me consuela el refrán "no hay mal que cien años dure", pero tambien le contesto con la segunda parte: "ni cuerpo que lo resista".
Hoy creo aceptable mi deseo de desaparecer...
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