Esta noche la nostalgia me remite a un episodio íntimo, vivido con tal intensidad y emoción, que parece sacado del bolero.
Paseamos por Sevilla, juntos.. a media voz, con miradas cómplices y sonrisas que besan. Nuestro caminar nos llevó al Barrio de Santa Cruz, anochecía, poca gente en la calle... sin miedo nos pudimos coger de la mano y comunicarnos por la piel.
Nos sentíamos el centro del universo, lo demás despareció... entramos de lleno "en casa": esa dimensión sin espacio ni lugar, donde el tiempo también desaparece para dar paso a la intensidad.
Ella me regaló una cena entre susurros y velas, en una antigua casa de la Judería adornada con el tipismo romántico mas andaluz... nos amábamos con la sonrisa y la mirada.
Nuevamente volvimos a las calles, nuestros pasos se hicieron mas lentos... nos amábamos a cada paso, en el eco de cada callejón empedrado, en el susurro de cada fuente, en la estrechez encalada, en los geranios de las ventanas, en los balcones de Mañara...
Llegamos a la plaza de las Cruces y nos paramos, ella me abrazó por la espalda... la Giralda nos regaló el tañer de doce campanadas cerrando el día... Envuelto en los mimos de la Sevilla Eterna se me inflamó el alma, saqué un paquetito del bolsillo y la besé... "feliz cumpleaños, fea"
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